La comarca del Besaya debe ser lugar para jóvenes
En Cantabria podemos ver concentrados muchos de los problemas a los que se enfrentan los jóvenes: el encarecimiento de los precios de la vivienda, el coste de la vida, que se une a la ausencia de oportunidades laborales estables y de calidad en una comunidad fuertemente marcada por la hostelería y todos los empleos ligados al turismo, una vez que aquel glorioso pasado industrial del que en su día disfrutó es ya solo un recuerdo lejano que, por desgracia, las nuevas generaciones ni siquiera han conocido.
Sin embargo, leyendo la información que publica hoy nuestra compañera Carlota Iribarnegaray, resulta alentador ver que los jóvenes, a pesar de las dificultades palpables para desarrollar su proyecto de vida en esta zona de Cantabria, mantienen la ilusión por su tierra. Algo fundamental a la hora de hacer las reivindicaciones pertinentes, porque lo que merecen son unos salarios dignos, viviendas accesibles y espacios donde crecer y disfrutar desde las edades más tempranas, que cuenten con todos los servicios y con un empleo en su misma ciudad, y que para ir al cine o al trabajo no se tengan que desplazar a Santander ni a otras comarcas.
Afortunadamente para encaminarnos en esa dirección, y tal y como dice en ese reportaje el presidente del Consejo de la Juventud de Cantabria, David Sanjuán, hay una solución que se llama hidrógeno verde: una transformación urgente de la industria en forma de energías limpias, con grandes empresas que inviertan en el Besaya. Es lo que necesitan los jóvenes para quedarse en el lugar que les ha visto nacer, crecer y al que sin duda, tienen derecho a volver.