Cantabria en la era de los algoritmos

La inteligencia artificial abriendo nuevas oportunidades para el futuro del empleo / Juliana Herrera
La inteligencia artificial (IA) ya no es una tecnología del mañana: en Cantabria, su impacto en el empleo y la economía se siente cada vez con mayor claridad. Aunque el temor a la automatización y la pérdida de empleos persiste, el escenario que dibujan los expertos y agentes del territorio es mucho más matizado. A medio plazo, la IA representa tanto un desafío como una oportunidad única para la región.
Pedro Casado, jefe de Tecnología en la empresa cántabra Siali, lo resume así: “La IA está eliminando ciertas tareas repetitivas o mecánicas, pero también está creando nuevas funciones que hace una década ni imaginábamos”. Según un estudio de Randstad Research citado por Casado, en Cantabria podrían automatizarse hasta 23.675 empleos en los próximos diez años, aunque al mismo tiempo se generarían 19.377 nuevos puestos relacionados con sectores emergentes.
La clave, como insisten todos los entrevistados, no está tanto en lo que se pierde como en lo que se puede construir si se gestiona bien esta transición. “Formación, recualificación y fomento del emprendimiento son la base para transformar amenazas en oportunidades”, apunta Casado.
En Cantabria, la transformación no ocurre en abstracto. Sectores tan consolidados como la industria, la sanidad o los servicios están viviendo cambios estructurales gracias a la incorporación de la inteligencia artificial.
En la industria, empresas como Siali ya aplican visión por computadora y machine learning en procesos de control de calidad o mantenimiento predictivo. En palabras de Casado: “Nuestros sistemas permiten detectar defectos o predecir el desgaste de maquinaria en tiempo real, con una precisión superior al ojo humano”. Estas tecnologías, implantadas en fábricas de automoción y alimentación, optimizan recursos y reducen errores.
La sanidad tampoco se queda atrás. Aunque aún en fases exploratorias, algunos hospitales de la región trabajan en colaboración con universidades y empresas para integrar IA en el análisis de imágenes médicas y la gestión de datos clínicos. Los beneficios esperados son relevantes: diagnósticos más precisos, tiempos de respuesta reducidos y mejoras en la atención personalizada.
También el sector servicios comienza a aplicar soluciones basadas en IA, como asistentes virtuales o sistemas de análisis de comportamiento del consumidor. “La transformación será más sutil aquí, pero no menos profunda”, anticipa Casado.
El avance tecnológico trae consigo nuevos perfiles profesionales. Ramón Fuentes, responsable de desarrollo empresarial en Deduce Data Solutions (DDS), subraya que “el ingeniero de datos, el científico de datos y el desarrollador de machine learning son hoy perfiles de alta demanda”. Pero no todo se reduce a los perfiles puramente técnicos. “Surgen también roles híbridos como el AI Product Manager, o expertos en ética de la IA. Y todos cumplen un papel esencial”, añade.
Por su parte, Luis Díez, profesor en el Departamento de Ingeniería de Comunicaciones de la Universidad de Cantabria, observa una creciente inserción de sus alumnos en el mercado laboral tecnológico. “Muchos de nuestros egresados trabajan ya en proyectos vinculados a la IA, y no solo en grandes empresas: también en nuevas compañías nacidas en la propia universidad”, asegura.
La propia universidad está al frente de proyectos innovadores como MAPSIA, una herramienta de visión por computadora que detecta deterioro en las carreteras mediante inteligencia artificial. Un ejemplo claro de cómo la investigación académica puede generar aplicaciones prácticas con impacto directo en la gestión pública regional.
Si hay una idea recurrente entre quienes lideran este proceso es que Cantabria necesita formar talento con urgencia. “No basta con saber programar. Se necesitan perfiles que resuelvan problemas complejos y piensen de forma crítica”, sostiene Casado. Ramón Fuentes coincide: “El riesgo es convertirnos en meros consumidores de tecnología en lugar de generarla. Solo podremos evitarlo con una formación sólida y continua”.
Pedro Labat, secretario del Consejo de Administración de SODERCAN, refuerza esta visión institucional: “Apoyamos programas que vinculan a empresas con universidades y centros de formación profesional. Es una manera directa de adaptar la formación a la realidad del mercado”. Desde SODERCAN, además, se han lanzado convocatorias específicas para financiar proyectos que incorporan IA en sectores tan diversos como la educación, la logística o la industria.
Ejemplos concretos no faltan. La empresa Evenbytes ha desarrollado una plataforma de software por comandos de voz basada en IA generativa, que democratiza el desarrollo de aplicaciones. Cifra Educación, por su parte, utiliza visión artificial para controlar el acceso y asistencia en instituciones educativas, optimizando procesos administrativos.
Luis Díez, desde la Universidad de Cantabria, recuerda que también se están promoviendo cursos de capacitación para trabajadores activos. “La reconversión no debe limitarse a las nuevas generaciones. Todos debemos adaptarnos a este nuevo paradigma”.
Brechas, riesgos y un futuro por escribir
Pese al entusiasmo que genera el potencial de la inteligencia artificial, nadie niega los retos. Uno de ellos es la desigual adopción entre grandes empresas y pymes. “Muchas pequeñas empresas aún perciben la IA como algo caro y complejo”, admite Labat. Desde SODERCAN, la respuesta pasa por facilitar el acceso a soluciones “plug and play” y fomentar la colaboración entre pymes y centros tecnológicos.
El otro gran riesgo es social: la IA puede agudizar desigualdades si no se actúa con previsión. “Las personas con menor acceso digital o con menor formación corren el riesgo de quedar atrás”, advierte Fuentes. Por eso, desde DDS defienden un enfoque ético: “Si no puedes explicar un sistema de IA, no deberías usarlo”, repite Fuentes como mantra de su empresa.
Aun así, el panorama es optimista. Todos los entrevistados coinciden en que Cantabria tiene una ventaja: su escala manejable, su red de colaboración público-privada y su calidad de vida, que puede atraer talento si se aprovechan las oportunidades.
Proyectos como el macrocentro tecnológico del Proyecto Altamira una inversión de 3.600 millones de euros con sede entre Torrelavega y Reocín son vistos como puntos de inflexión. “Puede generar más de 1.400 empleos directos y muchos más indirectos”, señala Casado. Pero también subraya: “No basta con infraestructuras; necesitamos que la población local participe activamente en esa transformación”.
¿Y qué pueden esperar los jóvenes? ¿Qué consejo dar a quienes ven con preocupación cómo sus empleos de hoy podrían no existir mañana?
“No tengáis miedo, pero sí preparaos”, lanza Casado como mensaje directo. “La IA no va a eliminar todos los empleos, pero sí va a eliminar tareas. Lo importante es aprender a usarla como una herramienta”. Ramón Fuentes insiste en la curiosidad, la flexibilidad y el aprendizaje continuo como virtudes clave. “No es necesario ser ingeniero para trabajar con IA. Se puede combinar con arte, con deporte, con derecho. Lo importante es entender cómo la tecnología puede mejorar el mundo”.
Pedro Labat lo resume con una visión de futuro: “El empleo en Cantabria será distinto, pero no peor. Si sabemos combinar talento, ética y estrategia, la inteligencia artificial puede ser una palanca de desarrollo económico y social para la región”.
Sumario
1. Entre el riesgo y la posibilidad
La inteligencia artificial (IA) progresa rápidamente en Cantabria, causando inquietud por la automatización y la disminución de puestos de trabajo. No obstante, se generarán miles de nuevos empleos especializados, lo que ayudará a compensar algunas de esas pérdidas. El secreto radica en la capacitación, el reentrenamiento y la creación de empresas para manejar esta transición de manera efectiva.
2. Áreas en cambio
La industria, la salud y los servicios ya utilizan IA para optimizar procesos. Ejemplos evidentes son los sistemas de diagnóstico médico y mantenimiento predictivo. Esto fomenta la necesidad de nuevos perfiles de trabajo, no solo técnicos, sino también éticos y de gestión.
3. Educación, cooperación y perspectiva a largo plazo
Cantabria se compromete a desarrollar talento en IA a través de universidades y centros técnicos. Iniciativas innovadoras y el centro tecnológico central pretenden impulsar la región. El reto consiste en prevenir desigualdades digitales y garantizar que la población esté involucrada de manera activa en esta transformación.