El fantasma de la Tercera Guerra Mundial
El tema del que nadie quería hablar
En los pasillos de las universidades, durante las sobremesas familiares y, sobre todo, en los grupos de WhatsApp, ha comenzado a surgir una inquietud que hasta hace poco parecía sacada de una película de ciencia ficción: ¿y si estalla una Tercera Guerra Mundial?
Aunque la idea aún suena lejana para muchos, ya no es solo una fantasía. La guerra en Ucrania, la escalada de tensiones en Oriente Medio, las fricciones entre China y Estados Unidos, y el rearme de varias potencias han sembrado la incertidumbre en una generación que ya ha enfrentado demasiadas crisis sin tiempo para recuperarse de la anterior. Ahora, la amenaza global parece asomarse de nuevo, pero esta vez con el rostro de la guerra.
Los jóvenes de hoy, entre 18 y 30 años, han crecido en un entorno de recortes, precariedad, una pandemia mundial y una crisis climática constante. Y ahora, se suma la inquietante posibilidad de un conflicto bélico global, con imágenes de tanques, explosiones y mapas rojos inundando las redes sociales.
En una encuesta reciente realizada a jóvenes españoles, cuando se les preguntó “¿Qué harías si hubiera una Tercera Guerra Mundial?”, la mayoría optó por respuestas centradas en la autoprotección y la evasión. “Intentaría proteger a mi familia sin meterme en líos”, dice una de las respuestas. Otra es aún más directa: “Huiría del país con mi familia”. Nadie menciona heroísmo ni defensa de la patria. Nadie quiere empuñar un arma.
Cuando se les pregunta si creen que una Tercera Guerra Mundial podría ocurrir pronto, las respuestas se dividen a partes iguales entre el “sí” y el “no”. Pero al profundizar en sus opiniones, surge un patrón común: desconfianza, miedo y rechazo.
“Espero que nunca lleguemos a ese punto. Sería un punto de no retorno”, comenta Alba. Por su parte, Arturo opina que una guerra de tal magnitud no es viable:
“No se van a meter en una guerra nuclear sabiendo que todos tienen armamento. Sería un suicidio colectivo”.
Estas respuestas no surgen únicamente del desconocimiento, sino de una sensación más profunda: la de no tener voz en las decisiones que podrían llevar al mundo al borde del abismo. Como dice Lety, una joven encuestada: “No creo que debamos defender al país en una guerra que no iniciaron los jóvenes. Que lo hagan los políticos”.
Roberto Ruiz: “Una guerra global sería la destrucción de la humanidad”
En medio de este clima de ansiedad y especulación, la opinión de los expertos se vuelve fundamental. El profesor Roberto Ruiz, de la Universidad Europea del Atlántico, calma un poco la idea de un conflicto a gran escala. Según él, una Tercera Guerra Mundial es muy poco probable, principalmente por la existencia de armas nucleares que actúan como un mecanismo de disuasión mutua.
“Un enfrentamiento directo entre China, Estados Unidos y Rusia significaría prácticamente la destrucción de la humanidad. Las grandes potencias lo saben. No les interesa”,
explica Ruiz. En su análisis, el nuevo orden mundial tras Trump ha generado una tensión creciente, especialmente entre Estados Unidos y China, pero lo más probable es que esa tensión se canalice a través de sanciones comerciales y conflictos económicos, no militares.
Ruiz también señala que Europa se enfrenta a una situación nueva. “Estados Unidos se está distanciando un poco de la OTAN, lo que deja a los europeos en una posición donde deben buscar sus propias alternativas. Esto ha llevado a un aumento en las inversiones militares y el rearme”. Para él, este aumento es preocupante porque “cuando se incrementa el arsenal es porque se contempla la posibilidad de un enfrentamiento”.
A pesar de que España no tiene servicio militar obligatorio desde 2001, el debate sobre su reinstauración ha vuelto a surgir. Algunas voces, como la del exdirector general de Reclutamiento Laureano García, abogan por un modelo mixto que combine soldados profesionales y de reemplazo. Sin embargo, la mayoría de los jóvenes se opone rotundamente. En la encuesta, solo el 16,7% de los encuestados se mostró dispuesto a unirse al ejército en caso de un conflicto. Roberto Ruiz señala que, si la situación del conflicto se intensificara, podría ser necesario llevar a cabo un reclutamiento militar: “No se trataría de un reclutamiento masivo, sino más bien de uno selectivo, enfocado en ciertos perfiles jóvenes para su entrenamiento”. Sin embargo, enfatiza que la posibilidad de que esto suceda sigue siendo bastante baja
¿Quién defendería el país?
La pregunta queda en el aire: ¿estarían los jóvenes españoles dispuestos a defender su país si estallara una guerra? La mayoría dice que no. “Hay mucho falso patriota que se llena la boca defendiendo a su país pero que a la hora de la verdad no se apuntaría al servicio militar en caso de ser optativo.”, comenta Alba. Mónica añade: “No, creo que pocos jóvenes quisieran pelear y posiblemente perder la vida aunque sea por su país.”
Esta falta de disposición no se debe necesariamente a una carencia de valores, sino a una desconexión generacional con las estructuras tradicionales de poder y con una política exterior que parece distante de las verdaderas necesidades de la gente.
Aunque el rechazo a la guerra es generalizado, eso no significa que la juventud española sea indiferente. Al contrario: muchos expresan su postura a través del pensamiento crítico, las redes sociales, el arte o la protesta pacífica. El viejo lema del “No a la guerra”, que movilizó a millones en 2003 contra la invasión de Irak, sigue resonando en nuevas formas.
Lo que esta generación busca no es indiferencia, sino participación. No quieren ser carne de cañón. No quieren ser héroes de una guerra que no comprenden. Quieren vivir. Quieren decidir.
La incertidumbre global no desaparecerá de la noche a la mañana. Las tensiones continuarán. Pero si hay algo que han dejado claro los jóvenes españoles, es que la guerra no tiene cabida en su imaginario como una opción válida.
Si alguna vez llega una guerra, no será con su consentimiento.
Ni con su silencio.