Menos horas, más oportunidades
La reducción de la jornada laboral ha irrumpido con fuerza en el debate público y social, afectando directamente a miles de trabajadores en España y, por supuesto, en Cantabria. La nueva normativa que establece un límite de 37.5 horas semanales, supone un cambio en las horas de trabajo de más de 100.000 asalariados de la comunidad autónoma. Esta medida ha generado diversidad de opiniones, sobre todo en aquellos sectores que tradicionalmente han contado con horarios laborales más extensos.
Esta reforma se enfrenta a un gran reto que podría convertirse en una gran oportunidad: mejorar la calidad de vida de los trabajadores sin que la productividad empresarial se vea comprometida. Estudios previos en otros países han demostrado que las jornadas laborales más cortas pueden aumentar el bienestar de los trabajadores y por lo tanto aumentar su eficiencia en sus puestos de trabajo.
Otro aspecto a tener en cuenta es que al tener los trabajadores una menor carga horaria, las empresas se podrían ver obligadas a contratar a más personas, lo que serviría para impulsar el empleo. Por otro lado, al tener que reorganizar sus plantillas o contratar a más trabajadores, aquellas empresas con unos márgenes de rentabilidad menores alegan que esta medida podría suponer un reto económico para el que necesitarán medidas de apoyo.
En Cantabria, como en el resto del país, la clave está en la forma en la que se implemente la reforma y la capacidad de adaptación por parte de las diferentes empresas y sectores. El cambio es necesario, y lejos de ser visto como una amenaza para las empresas, debería de entenderse como una evolución hacia un mundo laboral más justo.