Bridgestone, un eslabón más para la inestabilidad industrial
Se suele decir que la industria es el motor de Cantabria, pero, a decir verdad, es un motor que vive más tiempo gripado que en plena forma. Si hacemos un repaso rápido a las principales zonas industriales de nuestra región, con la comarca del Besaya como foco principal, nos damos cuenta rápidamente. Torrelavega, el núcleo de población más grande de la comarca, es el mejor ejemplo de esto. Tras el cierre en los últimos años de empresas importantes para la zona como Sniace o la Mina de Reocín, no solo se ha visto resentida la economía industrial sino la de la propia ciudad.
A esto hay que sumarle la inestabilidad de las demás empresas, las cuales viven entre manifestaciones debido a las condiciones laborales por las que vemos cada año como alguno de sus trabajadores pierde la vida. Respecto a este tema todavía están por darse a conocer los informes de Inspección de Trabajo. Sobre este asunto, Comisiones Obreras (CCOO) dice no poder participar demasiado en el proceso ni interponer denuncias ‘‘debido a que les siguen poniendo trabas a su actuación’’. Más allá de los cierres de empresas relevantes para la economía de la comarca, el resto de la industria de la zona se concentra en Solvay y Aspla, además del crecimiento del Polígono del Besaya.
Ahora mismo la actualidad mira hacia Bridgestone, que todo apunta a que, pese a las protestas y manifestaciones de los últimos días y semanas, llevará a cabo una reducción en la planta de Puente San Miguel. Tras varios expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE), este hecho ha llevado a una situación de 100 días de ERTE este pasado año a los empleados. La fábrica cuenta actualmente con 420 trabajadores, de los cuales cerca de 70 se verán en peligro de perder su puesto laboral además de la reducción de hasta dos turnos de trabajo.
Según Ifomo, la matriz de la empresa no se plantea el cierre de las plantas pero sí la reducción de plantilla para ajustarla a la «nueva situación del mercado». Las plantas de Burgos y Polonia no se verían afectadas. En un primer momento los ERTEs se habían llevado a cabo con la expectativa puesta en que la reducción en las ventas, entre el 25 y el 30%, fuera temporal, pero la situación pasa a ser «estructural», por lo que se llevarán a cabo «medidas definitivas» de ajuste de personal. No solo por parte de los trabajadores han llegado quejas y peticiones en los últimos días, sino también desde la política. En el día de ayer, López Marcano, diputado del PRC, pedía explicaciones sobre las gestiones realizadas por el Ejecutivo ante los ERTEs y la incertidumbre laboral que viven los trabajadores de ambas fábricas y exigía ‘‘acciones contreras’’ para garantizar el futuro industrial de Sidenor y Bridgestone en Cantabria.
En Los Corrales de Buelna, el panorama industrial es bastante preocupante si lo comparamos con años anteriores, aunque podría ser peor. La planta de Nissan en Cantabria (junto a la de Ávila las únicas operativas en España después del cierre de la planta de Barcelona), según los datos que aparecen en la web de la propia empresa, ofrece empleo a más de 500 personas y es una de las plantas de mecanizado más importantes de Europa. Contando con que los datos son del año 2020 y sabiendo que en 2015 contaban con 700 trabajadores, la empresa dejó de generar 200 puestos de trabajo en solo un lustro.
Hace unos meses la empresa japonesa anunció que los planes de la empresa pasaban por el posible despido de 9.000 trabajadores a nivel mundial y reducir la producción un 20%, aunque en la planta cántabra no se encuentran preocupados debido a la producción actual de la misma. En el año 2020, se produjeron casi 30.000 toneladas de material de fundición y más de 2,5 millones de componentes, que comparado con el millón de piezas que alcanzó la planta avilesa en 2023, parecen datos que pueden llevar al optimismo en cuanto a futuros recortes de personal en la empresa corraliega.
La otra gran fábrica del municipio, Trefilerías Quijano, perteneciente al grupo Celsa (primera empresa en producción de materiales industriales de la región según el Gobierno de Cantabria), no ha variado demasiado en cuanto al número de trabajadores en los últimos años, pero sí ha aumentado su incertidumbre. Al inicio del siglo, en el año 2001, la empresa contaba con 400 empleados, apenas 50 más de los que tiene en plantilla actualmente.
Nueva planta de hidrógeno en los terrenos de Sniace
Los terrenos vacíos que ha dejado la abandonada fábrica de la Sniace ya han comenzado a llenarse con la nueva propuesta de las empresas RIC Energy y Copsesa, las cuales han puesto en marcha la planificación de una nueva planta productora de hidrógeno verde que se convertirá en la mayor inversión que se ha realizado nunca en Cantabria poniendo sobre la mesa 850 millones de euros. Esta iniciativa generará unos 250 puestos de trabajo que beneficiará en su inmensa mayoría a habitantes de Torrelavega y de Santillana del Mar. El proyecto se empezará a movilizar no antes de 2026 si todos los planes de desarrollo y la financiación se completan adecuadamente en las fechas previstas, ya que las dos empresas que se encuentran en ideando esta nueva planta productora se pueden enfrentar a grandes dificultades tanto financieras como administrativas.
La empresa que se encargará de la construcción ha sido seleccionada por el Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía (IDAE) como miembro de los 16 proyectos admitidos por la primera convocatoria de los Valles del Hidrógeno. RIC Energy es una asociación ya consolidada en el mundo del medio ambiente teniendo ya proyectos a sus espaldas como la utilización de combustibles sostenibles para la aviación.
La fábrica necesitará derivar una potencia de 500 MW de electrólisis que se distribuirá por las 70 hectáreas que ocupará la nueva fábrica. El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima ha realizado una previsión de que para el año 2030 la planta con esta potencia instalada genere 10 GW de hidrógeno verde, haciendo que si esto se cumple, Cantabria aportará el 5% de esa capacidad sin contar que esa potencia podría ser doblada, algo que no se descarta por los promotores de la nueva planta.