El caos del claxon
Cada mañana al despertarme leo este diario en el que es mi último momento de tranquilidad del día. La calma desaparece en el momento que cojo el coche para ir a la universidad. Cada día, salir a la carretera es una odisea en el que los conductores parecen tener mucha prisa y mala leche. Numeras bocinas, pitos, cláxones o como cada uno lo quiera llamar hacen que llegue con un humor de perros a mi destino. No solo el sonido es molesto sino también la impaciencia y agresividad con la que algunos conductores afrontan sus viajes en carretera.
Suficiente sufrimiento es tener que levantarme todos los días a las 6 de la mañana para que los sonidos de los pájaros o del viento se nublen con el insoportable sonido del tráfico. Creo que es vital que la gente se sosiegue e intente comenzar el día con más respeto y empatía. ¡Seguro que así nos iría mucho mejor a todos!
Alba Barba