Emprender con coraje femenino
«Cree en ti misma y llegará un día en que los demás no tendrán otra opción que creer contigo», decía Cynthia Kersey. Esta cita refleja el camino que recorrieron Cristina Osorio y María José Llata, quienes antes de alcanzar el lugar que hoy ocupan como mujeres empresarias en Cantabria, tuvieron que creer en ellas mismas y superar numerosos desafíos.
Cristina Osorio, dueña de la academia de danza, Arte y Movimiento, tuvo que enfrentarse a obstáculos desde muy joven, cuando con 18 años se vio obligada a elegir entre una beca académica y su decisión de convertirse en autónoma para dar clases de flamenco. “Decidí hacerlo como un medio para un fin: estudiar Derecho, pero unido a un sueño, que era la ilusión de dar clases de sevillanas”, explica. En 2012 se convirtió en autónoma, en 2015 creó su marca personal y en 2023 inauguró su propio local, un lugar donde, además del flamenco, se imparten disciplinas como danza urbana, latina o pilates, promoviendo el baile social y convirtiéndose en un espacio para todos los artistas y profesionales.
“Yo no siempre tuve claro que quería abrir este negocio, pero mirando hacia atrás veo a una joven con ganas de independizarse”, asegura María José Llata. Con el tiempo, su pasión por la profesión creció, llevándola a explorar nuevas oportunidades en concursos, congresos y colaboraciones dentro del gremio. Actualmente, es dueña de la peluquería Llata Carrera y presidenta de Intercoiffure España.
Las historias de Llata y Osorio reflejan una realidad común entre las mujeres empresarias: emprender y crecer es un desafío. Sin embargo, la presencia femenina sigue en aumento en la región, a pesar de la caída general de autónomos en 2024. Cantabria ganó siete mujeres autónomas, alcanzando un total de 15.900, mientras que los autónomos hombres descendieron a 25.176 tras perder 129, según el informe Mujer Autónoma Cantabria de ATA.
Cantabria ganó siete mujeres autónomas en 2024, alcanzando un total de 15.900, según el informe Mujer Autónoma Cantabria de ATA
Aunque la creación de empresas lideradas por mujeres muestra una tendencia positiva en comparación con la masculina, los desafíos siguen siendo evidentes. En este sentido, Llata resalta la importancia de una formación financiera adecuada como herramienta clave para cualquier negocio. “Para mí, la base del éxito de cualquier empresa es, sin duda, una buena formación financiera”, afirma.
Apoyo institucional
El apoyo institucional suele ser crucial en la fase inicial al emprender. Ambas coinciden en que en Cantabria existen buenas ayudas para fomentar el emprendimiento. Osorio considera que actualmente hay suficientes ayudas para mujeres emprendedoras e incluso más laxas que para los hombres, lo que ve como un signo de evolución, al promover el emprendimiento. En su caso, tuvo que darse de alta como autónoma tan rápido que no pudo acceder a subvenciones, mientras que Llata sí recibió apoyo inicial del gobierno regional. “Después, cuando crecí, me enfrenté a retos enormes, pero no por Cantabria, sino por mi falta de formación financiera”, asegura.
Osorio hace especial mención al Ayuntamiento de Santander por su apoyo a los emprendedores. Destaca que, gracias a sus iniciativas, pudo comenzar su negocio a una edad temprana. En concreto, valora positivamente la cesión de espacios públicos, que permite a los autónomos acceder a aulas y locales vacíos para desarrollar su actividad. “Cuando llegué, cumplí con los requisitos y recibí exactamente lo que me prometieron”, expresa.
Ambas coinciden en que en Cantabria existen suficientes ayudas para mujeres emprendedoras y que, en términos de oportunidades, no perciben diferencias significativas entre hombres y mujeres. “Yo soy de Castilla-La Mancha, una comunidad donde el machismo es más evidente. Con todos mis respetos, aquí en Cantabria no lo he notado tanto”, señala Osorio y destaca el carácter matriarcal de la región.
Los dos grandes retos de las empresarias cántabras
Sin embargo, a pesar de estos avances, en muchas ocasiones las mujeres no tienen el impacto que merecen. “Es tremendo, es un gremio totalmente femenino, pero la visibilidad siempre ha sido masculina. Siempre he sentido que el varón estaba más valorado”, critica Llata.
Además, señala que la conciliación familiar sigue siendo uno de los mayores desafíos en la carrera profesional de las mujeres. Llata, como empresaria y madre, reconoce que las mujeres aún asumen mayor carga en el hogar, lo que afecta a su desarrollo profesional. “Había un varón del gremio que me incentivaba mucho y cuando él llegaba a casa seguía con sus proyectos, mientras que yo debía atender las necesidades familiares”, cuenta. Esto evidencia una desigualdad que aún limita el crecimiento empresarial de muchas mujeres.
“Había un varón del gremio que me incentivaba mucho y cuando él llegaba a casa seguía con sus proyectos, mientras que yo debía atender las necesidades familiares”, cuenta Llata
En esta línea, Gema Guerra, agente de igualdad, destaca que además de motivar a las mujeres a emprender, es clave eliminar los obstáculos en el hogar. Recalca la necesidad de un pacto familiar, ya que “más del noventa por ciento de quienes dejan su trabajo para cuidar a los niños o a los mayores son mujeres. Se hacen leyes, pero su efecto es muy lento porque cuesta romper una situación de muchos años”, asegura en una entrevista en la revista Cantabria Negocios.
Por otro lado, Osorio destaca otro obstáculo poco mencionado: el edadismo. A sus 18 años, tuvo que demostrar constantemente su valía ante una sociedad que desconfiaba de su capacidad solo por su juventud. “Creo que somos una sociedad edadista y se habla poco de esto. La gente joven que emprende y hace cosas nuevas extraña, molesta. Tienes que demostrar el doble o el triple que alguien mayor”, afirma. Con el tiempo, ha logrado consolidar su proyecto, pero aun así, recuerda la sensación de soledad que sintió en sus primeros años como empresaria.
“Creo que somos una sociedad edadista y se habla poco de esto. La gente joven que emprende y hace cosas nuevas extraña, molesta. Tienes que demostrar el doble o el triple que alguien mayor”, afirma Osorio
Por ello, ambas destacan la importancia de contar con un buen equipo y construir redes de contacto sólidas. Llata resalta el valor de conectar con otras mujeres y rodearse de un equipo de confianza, advirtiendo sobre los riesgos del autoempleo en su sector. Señala que trabajar en solitario puede convertirse en una trampa: “Eso no es peluquería de autor, es peluquería de esclavitud. No pueden darse de baja ni permitirse vacaciones. Mi primer consejo es formarse con un buen equipo”.
Por su parte, Cristina subraya la importancia de crear comunidad. “Nunca sabes cuándo vas a necesitar a alguien. Solos no somos nadie, es fundamental ayudarnos y formar redes tanto dentro como fuera del sector”, asegura. También destaca la importancia de la humildad en el proceso de crecimiento: “Yo creo que cuando se siembra con mimo y con cariño, todo da su fruto”. Y asimismo, resalta el apoyo de su pareja, “gracias a chicos maravillosos como él, disfrutamos de una igualdad”.
“Nunca sabes cuándo vas a necesitar a alguien. Solos no somos nadie, es fundamental ayudarnos y formar redes tanto dentro como fuera del sector”, asegura Osorio
El informe Global Entrepreneurship Monitor (GEM) respalda esta visión al evidenciar que el emprendimiento femenino aumenta cuando las mujeres establecen contacto, colaboran entre sí y tienen modelos a seguir. La Asociación de Mujeres Empresarias de Cantabria (ADMEC) desempeña un papel fundamental en este aspecto ya que actúa como voz representativa de las empresarias de la región y facilita su integración en el ámbito empresarial.
Las historias de Osorio y Llata son una prueba de cómo con esfuerzo y creyendo en sí mismas han conseguido aquello por lo que han luchado. En estas situaciones, es inevitable que el miedo o las inseguridades, en ocasiones, salgan a la luz y lleven a preguntarse como mencionó Osorio: “¿Todo esto que me está ocurriendo me lo merezco?”. Y, como ella misma continuó, la siguiente pregunta que una debe hacerse es: “¿Y por qué no me lo iba a merecer?”.
Al final, el mayor desafío no solo está en el acceso a recursos, en el edadismo o en la conciliación familiar, sino en la capacidad de creer en una misma y luchar por lo que se sueña. Así, tanto Osorio como Llata han logrado consolidarse en sus respectivos sectores y hoy son una inspiración para otras mujeres.