Azul para Piquío
Señor director:
La reciente elección del color azul para las barandillas de los Jardines de Piquío, fruto de una votación ciudadana durante las actuales obras de rehabilitación, me parece una decisión acertada que merece ser valorada positivamente.
Frente a la opción del negro, el azul no solo armoniza con el entorno natural, sino que dialoga con él. Es un color que respira mar, cielo y brisa del norte. Que las barandillas de uno de los rincones más emblemáticos de Santander adopten ese tono es, en mi opinión, una forma sutil de integrarse aún más en el paisaje que las rodea.
Además, valoro especialmente que se haya contado con la opinión de la ciudadanía. A menudo criticamos la falta de participación en las decisiones urbanísticas, y cuando se da, no deberíamos menospreciarla. El azul puede gustar más o menos, pero ha sido elegido por votación, y eso ya es un gesto que invita a sentirse parte del espacio público.
Piquío es un lugar cargado de memoria, sí, pero también tiene derecho a renovarse sin perder su esencia. Y si ese cambio se tiñe de azul, que así sea.
Atentamente,
Nacho Mora Ruiz
Santander