Cada vez es más difícil aparcar en Santander
Aparcar en Santander se ha convertido en un reto. Los vecinos que usamos el coche a diario lo vivimos con frustración. Cada vez hay menos plazas de aparcamiento, las zonas de O.L.A. se amplían y los precios no dejan de subir. Lo que antes era una vuelta más con el coche, hoy en día se ha convertido en un castigo.
En algunos barrios ya ni siquiera los residentes tienen la posibilidad de aparcar. Si no tienes garaje, en ocasiones, debes cruzar media ciudad para encontrar un sitio. Y mientras, la zona azul sigue aumentando sin encontrar una solución para quienes vivimos aquí todo el año.
No se puede castigar al vecino como si fuera un turista. Tener un coche no debería ser un privilegio ni un problema. Se necesita un equilibrio; facilitar alternativas, mejorar el transporte público y proteger al residente. Porque vivir en Santander no debería implicar pagar por aparcar en tu propia calle.