Aislados por elección
Pertenezco a la generación que ha crecido con el móvil en la mano y los auriculares en las orejas. Pero cada día me preocupa más cómo se está perdiendo algo tan básico y necesario como la comunicación entre nosotros.
Voy al supermercado y no hablo con nadie. Subo al ascensor y apenas recibo una mirada. En las tiendas, muchas veces el trato es automático, casi robótico. Incluso entre vecinos, el “buenos días” o el “creo que va a llover hoy” se ha vuelto opcional. Parece que hemos decidido ignorarnos los unos a los otros como si hablarnos fuera una molestia y vivir aislados la solución.