Solo uno de cada seis jóvenes cántabros elige los medios digitales para informarse
Las redes sociales han desplazado a los medios tradicionales como principal fuente de información para la mayoría de los jóvenes cántabros. Así lo demuestra una encuesta realizada por La Voz del Norte a personas de entre 18 y 25 años que residen en Cantabria, y es que el 66,7% de los encuestados asegura que recurre principalmente a las redes sociales para conocer la actualidad. Frente a ellos, solo un 16,7% elige los periódicos digitales. El 16,6% restante se reparte entre radio, TV, podcasts y quienes se informan a través de familiares o amigos. La comodidad, rapidez, facilidad y su componente “entretenido” son los motivos más repetidos por quienes eligen plataformas como Instagram, TikTok o X para informarse.
Este comportamiento no es exclusivo de Cantabria. Según el último Eurobarómetro sobre juventud (2024), un 49% de los jóvenes españoles de entre 16 y 30 años afirma informarse principalmente a través de redes sociales, muy por encima del 20% que recurre a plataformas de noticias digitales. Instagram y TikTok lideran entre las preferidas, seguidas de YouTube y X, en una tendencia que refleja un cambio generacional profundo en los hábitos de consumo informativo.
Mientras tanto, los medios tradicionales pierden terreno entre una audiencia que en muchos casos valora más la inmediatez y la comodidad que la profundidad. “Es más rápido, conciso y entretenido, no hace falta leer, solo ver las imágenes y escuchar”, resume Andrés (19 años). Daniel (21 años) añade: “Las redes las utilizo de igual forma todos los días, por lo que me es más práctico”.
Aunque la mayoría de los jóvenes encuestados opta por redes sociales, hay quienes buscan otras formas de informarse. Tamara (21 años) prefiere los pódcast, una opción que le permite mantenerse al tanto de la actualidad “mientras hace su día a día”, sin necesidad de detenerse a leer o ver un informativo completo. Francisco (19 años) encuentra en la radio la forma “más fiable y cómoda” de acceder a información de actualidad, mientras que Manuel (21), lector habitual de medios digitales, explica que lo hace para amortizar la suscripción y porque los considera, a pesar de todo, “de las opciones más fiables que hay”, aunque reconoce que muchas veces están “influenciados por intereses mayores”. Otros, como Adrián (23), valoran la pluralidad de voces y contrastan fuentes, sabiendo que “dependiendo del medio pueden relatar los sucesos de manera diferente”. Y para Roberto (21), el criterio personal es clave: dice que prefiere aplicar sus propios filtros porque no quiere “dar como verdad absoluta nada de lo que consume día a día”.
El reto de reconectar con la juventud
El Diario Montañés, medio regional de referencia en Cantabria, enfrenta un desafío crucial: conectar con los jóvenes. Solo el 8% de su audiencia tiene entre 18 y 25 años, y la media de edad de sus lectores es de 59 años. El dato revela un violento cambio de tendencia entre generaciones, que amenaza con fuerza al modelo de prensa tradicional, tanto en su dimensión empresarial como en su papel de actor central en la creación de la opinión pública.
Según datos proporcionados por el propio medio, más del 30% de los jóvenes lectores buscan información sobre noticias y actualidad, seguidos por deportes (13,6%) y arte y cultura (10,6%). Esto demuestra que las nuevas generaciones sí tienen interés en estar informados y no rehúyen del periodismo tradicional, pero priorizan ciertos temas y formatos. En cambio, el ocio y entretenimiento —categoría con apenas un 4,5% de interés en el periódico— lo consumen mayoritariamente en redes sociales u otras plataformas digitales.
Ante esta realidad, el Diario Montañés ha comenzado a implementar una serie de estrategias para captar a este público joven: desde ofrecer contenidos interactivos y visuales (infografías, vídeos, gráficos) que complementen los artículos para hacerlos más atractivos, hasta adaptar los contenidos, creando artículos más cortos y fáciles de leer en dispositivos móviles, adaptándose al estilo de consumo rápido de información de las nuevas generaciones. El medio además, está reforzando su presencia en redes como TikTok e Instagram, canales que los jóvenes utilizan habitualmente para informarse. Por otra parte, el periódico está explorando modelos de suscripción más accesibles –ya que en muchos casos, una de las principales quejas de los jóvenes es el coste de las suscripciones.
“En la difusión de información, lo que importa no es el canal, sino la fuente”
Olga Agüero, periodista en activo, decana del Colegio de Periodistas de Cantabria y profesora de periodismo en la Universidad Europea del Atlántico, no se muestra alarmada porque los jóvenes se informen a través de redes sociales. Lo que le preocupa, explica, no es el canal, sino la fuente. “El hecho de que los jóvenes se informen por redes no supone que tienen que estar desinformados, mientras lo hagan a través de perfiles de periodistas o medios de comunicación fiables”, aclara.
«El hecho de que los jóvenes se informen por redes no supone que tienen que estar desinformados, mientras lo hagan a través de perfiles de periodistas o medios de comunicación fiables»
El verdadero problema aparece, según Agüero, cuando quienes difunden la información no son periodistas ni expertos, sino creadores de contenido sin formación, motivados por intereses personales, económicos o políticos. “Por este tipo de gente es que hay personas que piensan que las vacunas no sirven, que no existe el cambio climático”, señala con firmeza. La periodista identifica ese fenómeno como una intoxicación informativa, donde lo más preocupante no es solo la mentira, sino el objetivo con el que se transmite: “Cuando alguien nos desinforma, normalmente tiene un propósito que no se cuenta”.
«Cuando alguien nos desinforma, normalmente tiene un propósito que no se cuenta»
La periodista define la desinformación como “una intoxicación a través de la mentira” y advierte que muchas de las certezas que hoy circulan en la opinión pública son, en realidad, “falsedades absolutas”. Esta desinformación, explica, no se limita a los jóvenes. “Damos por supuesto que una persona con más edad y por lo tanto más experiencia tendría que ser menos influenciable, pero yo creo que es un fenómeno que ocurre en muchas franjas de edad”. En su opinión, la diferencia está en la calidad de la fuente, no en la edad del receptor.
La lógica detrás de los bulos y de la desinformación es, en muchos casos, populista. “El que desinforma dice: los demás mienten, pero no te preocupes, que yo te voy a decir la verdad. Yo soy el único que te va a decir la verdad”. Ese discurso de salvador, asegura, “es muy peligroso” porque deja a las personas sin capacidad para distinguir entre verdad y mentira. “Acabamos construyendo sociedades muy complicadas”.
Para Agüero, el problema se agrava con el funcionamiento de las propias redes sociales. “La necesidad de ser viral es otra gran causa de la desinformación, porque mientras más escabrosa, exagerada o novedosa sea una noticia, más interacciones genera”.
La solución, dice, está en la educación. “Lo que hace falta son ciudadanos críticos”, afirma. No basta con enseñar a detectar bulos; es necesario formar desde la base. “Tenemos que trabajar en las futuras generaciones, en las escuelas, en los institutos, para brindarles las herramientas para construir sus opiniones con criterio, para que no se conformen cuando les den las cosas hechas”. Y concluye: “Cuando tú estudias, lees y tienes una base de conocimientos fuerte, a ti no te puede venir ningún youtuber a decir qué es falso y qué es verdadero”.
«Lo que hace falta son ciudadanos críticos. Tenemos que trabajar en las futuras generaciones, en las escuelas, en los institutos, para brindarles las herramientas para construir sus opiniones con criterio, para que no les den las cosas hechas»