“Santander no puede seguir dando esta imagen”

La suciedad en las calles y la presencia de ratas siguen siendo dos de las principales preocupaciones de los vecinos de Santander a pesar de las campañas de desratización y de concienciación de limpieza que ha impulsado el consistorio en los últimos meses, los testimonios de varios residentes muestran que la situación sigue siendo “crítica”, especialmente en barrios menos céntricos.
Manuel, vecino del Río de la Pila, lo resume de forma directa: “Sigo viendo bolsas fuera del contenedor. Hay gente que en lugar de andar dos minutos hasta otro, deja la basura ahí tirada”. Aunque reconoce mejoras en su barrio en los últimos años, donde la limpieza es “más frecuente”, se queja de la falta de conciencia vecinal y la gestión de la limpieza municipal. “Si el contenedor está lleno, lo que hace mucha gente es dejar la basura fuera. En otros barrios, el problema es aún mayor”, cuenta.
La falta de educación cívica es un tema recurrente entre los vecinos. Fernando Oria Arteche, presidente de la Asociación de Vecinos de Campogiro, opina que la causa principal de la suciedad está en los propios ciudadanos, “la responsabilidad es de los vecinos porque son los que los que ensucian las calles, son los que sacan la basura y porque son las personas que eligen al ayuntamiento”.
En su barrio, las quejas por la limpieza son constantes, aunque, como menciona, también hay una falta de autocrítica por parte de los vecinos. Explica que, a menudo, se quejan de que los contenedores están sucios, pero cuando les pregunta a qué hora tiran la basura, muchos le responden que a las 11 de la mañana, justo cuando pasa el camión que limpia los contenedores. Sin embargo, señala que “si el contenedor está lleno de basura, el camión coge y se va, porque no puede limpiar el contenedor que está lleno de basura”. Según él, los ciudadanos no están dispuestos a cumplir las ordenanzas.
Aunque algunos vecinos han notado pequeñas mejoras en la gestión del ayuntamiento en cuanto a la limpieza, parece insuficiente para muchos otros. Javier, residente de la calle El Campón, un barrio rodeado de naves industriales, se queja de la falta de actuación por parte de los operarios encargados de la limpieza. “Los contenedores se vacían, pero lo que queda fuera nadie lo recoge. Con el viento, la basura se esparce por todo el polígono”, argumenta. Esto, según Javier, no solo empeora la imagen de la ciudad, sino que también favorece la presencia de ratas. “Salen de las alcantarillas, especialmente al atardecer. A veces las ves moverse entre las naves. No es algo que pase todos los días, pero sí bastante frecuente”, observa.
El Ayuntamiento de Santander ha impulsado campañas de desratización en los últimos meses, colocando pegatinas en las alcantarillas y anunciando medidas de control, pero muchos vecinos no perciben resultados. Azucena, vecina de Peñacastillo, ha visto las pegatinas, pero no tiene claro si estas campañas están siendo efectivas y según ella, “el ayuntamiento no está haciendo nada”.

«Donde yo vivo, la limpieza brilla por su ausencia. Si queremos la acera limpia, tenemos que barrerla nosotros”.
Azucena también comparte su experiencia con las ratas: “Hace poco se me cruzó una por los pies. Hacía tiempo que no veía una, pero ahora, de vez en cuando, las veo por la zona”, indica.
Fernando, al igual que otros vecinos, se muestra escéptico con la eficacia de las campañas de desratización y el uso de sensores. “La desratización se hace desde siempre. Yo he llamado muchas veces y vienen al día siguiente a poner veneno en las alcantarillas. Y ahora ponen cartelitos por trimestres. ¿De verdad hace falta un sensor para saber que hay ratas?”, cuestiona, mostrando su frustración con la falta de acción real.
Fernando, al igual que otros vecinos, se muestra escéptico con la eficacia de las campañas de desratización y el uso de sensores. Explica que la desratización se realiza desde siempre y que, en muchas ocasiones, ha llamado al Ayuntamiento para que vayan a poner veneno en las alcantarillas, lo cual suele ocurrir al día siguiente. También comenta que “ahora se colocan cartelitos cada trimestre” y cuestiona la utilización de sensores para detectar a estos roedores, “¿De verdad hace falta un sensor para saber que hay ratas?, a mí sinceramente me parece un chiste”, critica.
La sanción económica como método para solucionar el problema es otra de las opiniones que coinciden en varios testimonios. “Yo creo que la mejor medida para hacer concienciarse a la gente y que se cumplan con las normativas, es a través de la sanción”, considera Javier, quien opina que “tiene que haber algo que les haga comportarse adecuadamente”.
Para Fernando, también es fundamental hacer cumplir las ordenanzas para garantizar que todos los ciudadanos respeten las normas de limpieza. “Si se sanciona a alguien que saca la basura fuera de hora, no lo volverá a hacer. Las sanciones son necesarias, aunque a algunos no les guste”, afirma.
Una imagen deteriorada
Finalmente, todos los entrevistados coinciden en que la suciedad y la presencia de ratas deterioran la imagen de la ciudad, especialmente por su carácter turístico. Javier lo describe de manera contundente.

“Santander está en la cola en limpieza. Hay que tomar ejemplos de otras ciudades como Oviedo, que están mucho más limpias”.
Por su parte, Manuel no duda en señalar que la imagen de la ciudad está directamente ligada a la limpieza de las calles: “Es una ciudad bonita, pero no se puede permitir esta imagen. Cuando los turistas ven que las calles están sucias, se llevan una mala impresión, y eso afecta a todos”.
Por su parte, Manuel expone que Santander es una ciudad “bonita” y que vive del turismo. “No se puede permitir esta imagen. Hoy por la mañana iba paseando por Santander y veía mucho extranjero que venían del ferry y pensaba, joder, qué imagen estamos dando como ciudad”, manifiesta.